miércoles, 3 de febrero de 2010

¿Dónde está nuestra mirada?

He pasado momentos difíciles, si que los he pasado, y eso me ha llevado a la pregunta, ¿estamos preparados los cristianos de hoy para el momento de la prueba?, (en este momento los mas espirituales deben haber soltado un amén), pero he llegado a creer que muchos solo viven en un mundo religioso que nada tiene que envidiarle a otros credos a los cuales muchas veces hemos criticado, (seguro que ahora no se ha escuchado ningún amén).

Hoy la iglesia se mueve entre frases tales como: Liderazgo, unción, sanidad, música, prosperidad….., religiosidad lo llamaría yo, vivimos pensando en como crecer, en ser mas “exitosos” en ser la mayor y mejor iglesia de la comunidad, por supuesto si otra congregación cristiana se abre cerca nuestro se constituye casi en enemiga, debiendo ser nuestra aliada digo yo; hoy hacemos uso casi de un marketing secular aplicado a nuestra realidad de cristianos, (será por que oramos antes), el objetivo es ser un “ministerio exitoso”, con esto no quiero decir que no podamos usar las herramientas que estén a nuestra disposición, solo que se nos olvida cual es nuestro motor, y ahora son comisiones con nombres inentendibles comandadas por líderes, ¿y dónde está Cristo?, ¿cuántos de todos esos planes están realmente avalados por Dios? Al final pareciera no importar, si igual el líder lo ha hecho bien y ha sido exitoso.

Quiero ser claro, no estoy en contra de los liderazgos que Dios ha impuesto, estoy contra aquellos líderes que hacen primar sus intereses personales por sobre los de Dios y que al final se constituyen en mas importantes que el mismísimo Señor.

Hoy parece ser que son mas importantes la imagen ante la comunidad, la prosperidad, las sanidades, los milagros que la salvación, es cierto que se pueden obtener cada una de estas cosas pero de que me sirven si no soy salvo; Hechos 16:31 dice “cree en el Señor Jesucristo y serás salvo,…..” curiosamente no dice serás sano, tampoco dice que serás millonario, El Señor está preocupado por nuestra eternidad y quiere que la pasemos a su lado, ahí encontraremos total sanidad, ahí está la verdadera riqueza.

Hoy la espectacularidad de los “grandes y exitosos ministerios” nos nubla la mirada, no nos importa que es lo que se predique si eso nos hace feliz, ya no se predica del pecado, tampoco de la venida del Señor, del arrepentimiento ni hablar, es mucho mas popular, la sanidad, los milagros y por sobre todo la prosperidad.

Nos preocupamos de condenar a aquel hermano que se fumó un cigarro o se tomo una copa de vino, pero permitimos que usen nuestros púlpitos para predicar barbaridades, luego viene el día malo, ese que todos alguna vez pasamos, y muchos no encuentran en que sustentarse y adios iglesia, se olvidan de Dios, no hay salvación; la verdad nunca la hubo, porque nunca le hablaron de ella.

“En presencia de Dios y de Cristo Jesús, que ha de venir en su reino y que juzgará a los vivos y a los muertos, te doy este solemne encargo:
Predica la Palabra; persiste en hacerlo, sea o no sea oportuno; corrige, reprende y anima con mucha paciencia, sin dejar de enseñar.
Porque llegará el tiempo en que no van a tolerar la sana doctrina, sino que, llevados de sus propios deseos, se rodearán de maestros que les digan las novelerías que quieren oír. Dejarán de escuchar la verdad y se volverán a los mitos. Tú, por el contrario, sé prudente en todas las circunstancias, soporta los sufrimientos, dedícate a la evangelización; cumple con los deberes de tu ministerio.” (2ª Timoteo 4:1-5)



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