miércoles, 24 de diciembre de 2008

La muerte, el principio de la vida

En este último tiempo me ha tocado ver la muerte de personas de cerca, y pensando en esto me daba cuenta de lo difícil que nos es lidiar con ella sobre todo cuando quien parte es un ser querido, sin embargo, si hay algo seguro en esta vida es que un día moriremos, ¿cuándo? No lo sabemos, pero aunque parezca paradójico, cada día que vivimos es un día menos que tenemos; a pesar de ello, la muerte sigue siendo un instante difícil, nos cuesta aceptarla, pero ahí está.

Por otra parte, La Biblia, el libro de la vida, nos invita en muchas partes a meditar en una profunda y reveladora verdad, un día moriremos.

Una afirmación sorprendente sobre la muerte la encontramos en el Salmo 116:15 "estimada es a los ojos de Jehová la muerte de sus Santos"

La pregunta que surge de inmediato es ¿cómo podría alguien estimar la muerte? Algo estimado es algo apreciado, querido, que se cuida, y Dios nos dice en su palabra que él estima la muerte de sus santos, la versión NVI es aun mas clara, nos dice: "mucho valor tiene a los ojos del Señor la muerte de sus fieles.

Y cual es la razón de esta actitud de Dios, dicho sea de paso actitud que se refiere específicamente a sus santos, a sus fieles es decir a sus hijos, aquellos que le hemos aceptado como nuestro único y personal Salvador.

Dios es un Dios de vida no de muerte, y este pasaje de alguna forma nos muestra aquello que para nosotros no solo es una esperanza, sino una seguridad, lo que aquí muere es solo un cuerpo, nosotros, nuestra esencia, nuestro espíritu sigue viviendo, pero ya no en este mundo terrenal, sino en el celestial, junto a nuestro padre.

Pasajes en la Biblia que hablen de la muerte hay muchos, sin embargo he querido compartir los siguientes:

Génesis 49:33 dice " Cuando Jacob terminó de dar estas instrucciones a sus hijos, volvió a acostarse, exhaló el último suspiro, y fue a reunirse con sus antepasados." La vida de Jacob no terminó al momento de la muerte física, la Biblia es clara en cuanto a ello, dice que fue a reunirse con sus antepasados, lo que sin duda es una muestra que la vida continua.

Lucas 23:46 " Entonces Jesús exclamó con fuerza: --¡Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu! Y al decir esto, expiró." El mismo Jesús al morir se encomienda al padre de vida.

Hechos 7:59 " Mientras lo apedreaban, Esteban oraba. --Señor Jesús --decía--, recibe mi espíritu." A pesar de estar perdiendo su vida física, Esteban sabía lo que le esperaba, tenía la absoluta seguridad de con quien pasaría la eternidad.

Heb. 7:9 " Después de todo, aunque nuestros padres humanos nos disciplinaban, los respetábamos. ¿No hemos de someternos, con mayor razón, al Padre de los espíritus, para que vivamos?, Dios es llamado el Padre de los espíritus, hoy en nuestra vida terrenal somos sus hijos, sin embargo no perdemos esa condición una vez muerto el cuerpo, Dios sigue siendo nuestro Padre, ahora en espíritu.

Por último, sabemos que todos aquellos que han sido declarados justos por medio de Jesús irán al cielo, y el apóstol Pablo lo grafica de la siguiente forma en Filipenses 1:21 " Porque para mí el vivir es Cristo y el morir es ganancia.

La muerte sin duda es dura para los que quedamos, pero para aquellos que han recibido a Cristo en su corazón, la muerte es ganancia, la muerte es estimada a los ojos del Señor.

Que es sea nuestra convicción y nuestra seguridad, como lo expresa el salmista, "porque este Dios es Dios nuestro eternamente y para siempre, el nos guiará aun mas allá de la muerte.

Aunque nuestro cuerpo muera, en Cristo tenemos vida eterna, y Dios que es fiel dice que nos guiará mas allá de la muerte.